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El despido de Pablo Gómez

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10.08.2025

Por ironías de la vida, el expediente que encumbró a Pablo Gómez Álvarez y que lo llevó a ocupar cargos públicos ahora lo abate: su antiimperialismo. Su pensamiento no se actualizó; se anquilosó. No quiso admitir lo evidente: que México, por la negligencia de AMLO, pasó a ser satélite de la potencia del norte. En otras palabras: se convirtió en una colonia.

La Unidad de Inteligencia Financiera, por la naturaleza de las funciones que tiene encomendadas, debió investigar e intercambiar la información que recababa con nuestro principal socio en seguridad y patrón en todo lo demás: Estados Unidos. Al parecer, por cuestiones ideológicas, no lo hizo o no lo realizó en la medida en que las autoridades de ese país esperaban.

A Pablo Gómez Álvarez, por razón de su discurso antiimperialista, le era difícil aceptar que tenía que colaborar e intercambiar información con las dependencias responsables del combate al lavado de dinero en la nación del norte. Al parecer no lo hizo y ellas, aparte de quejarse, lo pusieron en evidencia y, seguramente, presionaron para que fuera despedido.

¡Cuándo él, un antiimperialista y antiyanquista vitalicio, iba a colaborar con el imperio más detestable!

Desde un principio se veía que Pablo Gómez no llenaba el perfil que era necesario para ocupar la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera. Aunque economista, gran parte de su vida se la pasó........

© Proceso