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El humor en la música clásica: el arte del divertimento y la complicidad sonora

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30.10.2025

29 de oct de 2025, 02:24 a. m.

Actualizado el 29 de oct de 2025, 02:24 a. m.

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La música clásica, con frecuencia asociada a la solemnidad y la hondura espiritual, alberga también una dimensión menos transitada pero igualmente luminosa: su capacidad para sonreír. A través del ingenio, la ironía o la parodia, el arte sonoro ha sabido reírse de sí mismo sin perder elegancia ni profundidad. El humor musical, cuando se cultiva con inteligencia, revela una forma refinada de sabiduría: la de quien conoce el alma humana lo suficiente como para permitirse el juego.

Desde los albores del Barroco hasta las vanguardias del siglo XX, el humor ha sido una presencia constante, a veces sutil, otras exuberante.

En el siglo XVIII, el divertimento —palabra derivada del italiano divertire, ‘distraer’ o ‘recrear’— representó la expresión más pura de ese espíritu lúdico. Nacido en un contexto de sociabilidad cortesana, este género fue concebido para acompañar reuniones y banquetes, ofreciendo un arte amable, flexible y luminoso.

Su función no era moralizar ni dramatizar, sino alegrar. Pero incluso en su aparente ligereza, el divertimento encarna un ideal ilustrado: equilibrio, claridad, y el gozo sereno de la inteligencia.

Joseph Haydn, considerado el padre del cuarteto y de la sinfonía, fue también un maestro del humor musical.........

© El País