Por: Ramiro A Gutiérrez P.

Crecí pensando que uno tenía que ser de una sola manera. Que cambiar estaba mal. Que modificar la forma de pensar, de sentir o de actuar era, de alguna forma, traicionar lo que uno “realmente es”. Como si la identidad fuera algo rígido, inamovible, y no un proceso que se construye con el tiempo. Durante años creí que mantenerse igual era sinónimo de coherencia, y que transformarse implicaba debilidad.

Con el paso del tiempo entendí que esa idea no solo era equivocada, sino profundamente injusta. Injusta con la vida, que nos enfrenta a nuevas realidades, y con nosotros mismos, que aprendemos, fallamos y crecemos. Cambiar no significa dejar de ser quien uno es; muchas veces significa,........

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