Abraham Sequeda: Obediencia, validez y legitimidad
Escasea la decencia en los predios de la institucionalidad del Estado venezolano. Del resto, una agónica espera de lo que nunca llegará en las circunstancias actuales, es triste y pedante a la vez.
Es triste, porque Venezuela observada desde todas partes como República, no termina de cuajar una decidida y clara oportunidad para iniciar su transformación hacia un país con una sociedad sana y productiva. Triste también, porque su población no reconoce el mérito para contribuir a su bienestar, siendo presa de mecanismos que acaban con su propia existencia y capacidades de........
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