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Europa a la deriva

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27.02.2025

Los Sociópatas de la Guerra, empeñados no sólo en la descomposición social de Europa sino en ponerla en riesgo de aniquilamiento, nos llevarán a un escenario eruptivo, de estallidos sociales

Parece mentira el grado de deterioro, podredumbre e insignificancia al que la que fuera centro del mundo durante la era colonial de la humanidad, pergeñadora del Sistema Mundial Capitalista, puede llegar.

En un esfuerzo entre servil y de miseria cortoplacista por defender los intereses de EEUU como propios (por ser unos intereses a los que cada vez se encuentra más ligada su clase capitalista a través del proceso de centralización del capital o absorción de empresas europeas por el capital estadounidense, así como por la deriva financiero-especulativa de su economía), Europa se lanzó a una guerra contra Rusia a través de Ucrania (riéndose repetidamente de los Acuerdos de Minsk, como sus líderes reconocieron), y a unas locas sanciones contra el gigante euroasiático que perjudicaron seriamente al campesinado y en general, a los exportadores del sector primario.

Tocaron de muerte a ramas enteras de la industria gracias a la elevación de los costos energéticos y privaron de un mercado en auge y de transacciones al sector servicios, banca incluida. Las propias compañías aéreas perdieron competitividad al no poder sobrevolar el espacio ruso ni desplazar pasajeros sobre esa enorme masa de tierra.

A esas decenas y decenas de miles de millones de euros perdidos habría que sumar los que EEUU, a través del mando de la OTAN, obliga a inyectar a un esfuerzo bélico tan descabellado como a la postre impotente, e incluso ya para mantener la propia OTAN. Detrayendo, con esto, más y más fondos públicos, privando crecientemente al Estado de su función redistributiva expresada en servicios sociales básicos así como en el cuidado de infraestructuras y aseguramiento de funciones soberanas.

A consecuencia de ello se ha venido dando un amplio y creciente descontento de las poblaciones, el cual más y más busca colarse, como el agua, por las grietas más fáciles del deteriorado entramado social: populismos de distinto pelaje, como el característico de la nueva «izquierda del Sistema», pero sobre todo de la versión neonazi del mismo, que encuentra autopistas abiertas por la retirada social y el colaboracionismo de esas izquierdas -y de la mayoría de las viejas incluidos los partidos comunistas- con todo el mencionado destrozo social.

Buena parte de las masas optaron, en una desesperación egoísta, por preservar el «Bienestar» residual (ya no entendido como conquista histórica, sino como privilegio de nacimiento por ser europeo/a, blanco/a) a costa del resto del planeta, ancladas en la nostalgia o el sueño de un capitalismo de riqueza y derroche al modo keynesiano, cuando el Sistema crecía manteniendo una enérgica reproducción ampliada del capital y su condición neoimperial le permitía extraer recursos y energía del resto del mundo sin apenas contratiempos ni grandes resistencias coordinadas.

¿Qué pretendían los desquiciados líderes europeos con toda esa parafernalia de agresiones a Rusia? Probablemente picaron los cebos anglosajones de una fácil y rápida derrota rusa; que una Rusia acosada militar y económicamente se desmoronaría pronto, quedando abierta en canal para que Europa hundiera en ella las manos y se apropiara de sus enormes riquezas (al fin y al cabo es lo que lleva intentando desde hace al menos dos siglos).

Aún hoy, empezando a verse huérfanos de ese liderazgo anglosajón, los desesperados líderes europeos siguen pidiendo a sus poblaciones que acepten el derroche belicista. Ver, por ejemplo, el caso del Reino de España, con un gobierno de coalición entre la «izquierda-casta» del Sistema y la «neoizquierda del Sistema» (El gasto militar español debe subir a 24.000 millones para cumplir con la UE y la OTAN).

Rabian los líderes guerreristas de la Europa de las deslibertades y del desdesarrollo -a la manera del siempre fiel jardinero Borrell que echa espuma por la boca contra las decisiones de negociación con Rusia-, al sentirse traicionados por su jefe después........

© Insurgente