Cuando gobernaba Ollanta Humala, su esposa, Nadine Heredia, fungía de mandamás. Frente a precoces movidas electorales de la siempre arribista Heredia, el presidente Alan García, político agudo, inteligente y gran conocedor del Perú, creó el certero mote: la reelección conyugal. Se tiró abajo el proyecto de la ambiciosa y corrupta pareja presidencial. Años más tarde, la persecución judicial de los fiscales Pérez y Vela contra Alan García -de que ahora conocemos macabros detalles- lo llevó a solicitar asilo en Uruguay. Humala y la izquierda armaron gran escándalo, lleno de odio político. Humala, -que había estado en cárcel, también su esposa- le escribió al presidente charrúa, Tabaré Vázquez. Siempre felón sostuvo la improcedencia del asilo porque García no era perseguido político y no había pedido de prisión contra él. Igualmente, un exministro humalista, Pedro Cateriano, argumentó que no correspondía pues existía un mandato judicial.
Tres meses después de la negativa de........

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