La red que nos sostiene
Hace unas semanas reflexionábamos sobre una gran pregunta: ¿quién cuida a quienes nos cuidan? Hablábamos de maternidades invisibilizadas, del agotamiento emocional que muchas enfrentan en silencio, y de la urgente necesidad de construir sistemas que acompañen, en lugar de exigir fortaleza incondicional.
Hoy quiero hacer una pausa en esa conversación —o más bien, continuarla desde otro ángulo—: el de los vínculos cotidianos que, sin figurar en diagnósticos ni políticas públicas, salvan. Porque a veces el primer lugar donde una persona encuentra consuelo, validación o aliento no es en un consultorio ni en una campaña institucional, sino en esa red de apoyo que, sin ruido, aparece cuando más se necesita: en las conversaciones sin reloj, en ese ‘aquí estoy’ que no juzga, en el café que no resuelve todo, pero hace más llevadero el día.
En tiempos donde la salud mental se ha vuelto un tema urgente, conviene también mirar hacia las formas de cuidado que tejemos entre nosotras. Tal vez no tengan nombre técnico, pero su efecto es real: acompañan, contienen y, en muchos casos, sostienen.
Hablar de salud mental entre mujeres no debería reducirse a campañas de autocuidado o frases motivacionales. Es una dimensión profundamente política y social. No solo enfrentan mayores niveles de ansiedad y depresión a lo largo de su........
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