Crónicas y relatos de la migración: Salí y el árbol estaba sin hojas
«Las calles aquí tienen nombres de países y ciudades europeas. Estoy en Bilbao, cerca de Suecia, paseo por Holanda, ayer anduve por Bucarest. Aquí uno vive en España 1085, y un amigo en Portugal 740, con eso basta para saber que estamos en Santiago, a paso de bus o metro; cuando mucho, de ambos», reflexiona el migrante mientras camina.
«He andado quince cuadras, con una laptop dentro del bolso y un celular en la mano para consultar el mapa y las opciones de las líneas del metro. Prefiero seguir a pie. Los días están soleados, el clima apenas frío. Hay gente entrenándose en Pocuro: unos trotan, otros caminan, muchos van en bicicletas, tan costosas como la indumentaria que llevan puesta. Los carros parecen todos de último modelo, las obras en los edificios utilizan novedosos sistemas de construcción y están protegidas por láminas de madera prensada que pintan de verde para preservar el paisaje urbano. Está todo limpio, los........
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