Santa Cruz de la Sierra es más que una ciudad en expansión: es un espíritu en movimiento, un pulso acelerado que no ha dejado de crecer, de desafiar, de resistir. La identidad cruceña, tantas veces estereotipada o malinterpretada desde otras regiones de Bolivia, tiene en su núcleo una tensión viva entre tradición y transgresión, entre el apego a la tierra y cierta inclinación a romper normas. Esa rebeldía no es un accidente ni una moda: es parte estructural de su historia y su carácter colectivo.

La transgresión, en el contexto cruceño, no debe entenderse como una falta de respeto a la ley o un gesto de desobediencia gratuita. Se trata más bien de una forma persistente de empujar límites. Desde la época de la colonización, cuando la lejanía geográfica generó una autonomía práctica respecto al centro del poder, hasta los movimientos cívicos contemporáneos que........

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