Trotsky, Padura y los silencios de la historia
Como el novelista cubano relata en Agua por todas partes (2023), la caída del Muro de Berlín precipitó, entre tantas consecuencias, la apertura de archivos de Moscú, “catacumbas de información sobre las cuales se lanzaron decenas de investigadores y estudiosos”.
Esa apertura cimbró a la sovietología. En su propia experiencia, Padura se enfrentó a una paradoja: de Trotsky había información abrumadora, pero de Ramón Mercader, su asesino, sólo una biografía “a duras penas conocida y en muchos de sus pasajes bastante ficcionada”.
Antes de que el autor imaginara la novela, ya se habían ido a la tumba, sin contar todo lo que sabían, dos de las mujeres más cercanas a Mercader: Roquelina Mendoza, su esposa mexicana, y Sylvia Ageloff, la trotskista estadounidense a quien el catalán sedujo para llegar al círculo íntimo del fundador de la IV Internacional.
El músico Harold Gramatges (1918-2008) era el embajador cubano en París en 1960, cuando Caridad del Río, madre de Mercader y pieza clave en el crimen, llegó a pedir empleo y se quedó como secretaria de la misión.
Padura cuenta que el artista le dijo que no guardaba “ninguna memoria precisa” de aquella mujer. “No sé si el maestro Gramatges me mentía o me decía la verdad”, dice el novelista, quien, sin embargo,........
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