La semana pasada ocurrieron tres hechos graves: renunció la Ministra de Justicia, Ángela María Buitrago; fue imputado Carlos Ramón González, el antiguo director de Presidencia implicado en el escándalo de la Ungrd; y se filtraron unos chats del ministro del Interior con el ministro de Hacienda pidiéndole “parar todo a la gobernadora del Valle” porque los había traicionado. 

¿Qué tienen en común? Son nueva evidencia de que Gustavo Petro está dispuesto a cambiar todo menos el estilo de política clientelista y transaccional que combatió desde el Congreso toda su vida.

Así como Juan Manuel Santos estuvo dispuesto a modernizar los sectores de infraestructura, el comercio o los asuntos de defensa y paz pero dejó intacto el sistema político que lo ayudó a reelegir con todo tipo de prebendas a los Ñoños y los Musa, así Petro ha puesto a tambalear los cimientos de los sistemas de salud, pensional, energético, eléctrico o fiscal pero no las transacciones corruptas para sacar adelante las reformas en el Congreso. Si algo, ahora son más desvergonzadas.

Entre las cosas que Ángela María Buitrago ha revelado para justificar su renuncia al ministerio de Justicia está que el ministro del Interior, Armando Benedetti y la directora del Departamento de la Presidencia, Angie Rodríguez, la presionaron para despedir al director de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), Ludwing Valero. 

La Uspec se encarga de administrar y gestionar los servicios en las cárceles. Es muy cotizada por los políticos porque manejar la Uspec significa tener poder sobre dos billones de pesos en contratos de salud y alimentación, lo que se traduce en favores políticos para contratistas. En otras palabras, la Uspec era una buena moneda de cambio para conseguir apoyos en el Senado para la consulta laboral. 

La renuncia de la ministra se conoció hacia el final de la semana pasada.........

© La Silla Vacía