Claridad en la penumbra
No es posible conformarse con la falta de electricidad durante tantas horas al día, más en la noche, y más en el verano. Así vivimos hoy en Cuba. Esperanzados, cada amanecer vemos la revista Buenos Días en espera de alguna buena noticia, que no llega desde hace meses. Cuatro años (¿o son más?) llevamos en crisis energética, y parece que por el momento así seguiremos, anhelando un tiempo mejor.
Algunos se preguntan cómo puede un pueblo resistir ese trauma, y hasta trabajar, y proyectar ideas para un futuro situado cada vez más en el terreno de los sueños. Doy mi punto de vista: esa resistencia se relaciona con una voluntad
de soberanía y una certeza de que, dada nuestra condición de país del Tercer Mundo, subdesarrollado y poscolonial, no hay alternativa mejor que trabajar por un socialismo próspero y sostenible, sean cuales sean las condiciones en que lo hagamos.
Martí dijo: «No me pongan en lo oscuro/ a morir como un traidor», y lo suscribo, pero otra frase certera, atemperada con el día de hoy, pudiera ser: «Prefiero este tiempo a oscuras a vivir como un traidor». Resulta que hacer de la traumática crisis energética un arma para devaluar las esencias de un sistema que persigue a toda costa nuestro bienestar, es casi una traición, porque avala el
empeño de un enemigo que hace todo lo posible (y hasta lo imposible) por que no tengamos luz ni comida ni medicamentos ni insumos ni nada.
Desde 1960, como plantea el memorando Mallory, y luego refrendó de manera........© Juventud Rebelde
