La presencia en nuestro país del presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, fue refrescante para todos. Nos permitió confirmar que nada hay mejor que vivir en una democracia, donde la libertad, en su más amplia acepción, es el bien más preciado para una convivencia sana y tolerante.
La corta visita del ilustre opositor al dictador Nicolás Maduro sirvió también para recordar que nada hay más indigno y humillante que una dictadura que se impone por la fuerza, antes que por el peso de las ideas y la contundencia de la razón. Bastaron solo pocas horas para ver cómo miles de venezolanos expulsados de su patria por una tiranía como la de Maduro se dieron cita en la plaza San Martín, anunciados por María Corina Machado, lideresa contra el chavismo, y en otros espacios cercanos a Palacio de Gobierno y el municipio limeño, lugares en los que González Urrutia fue homenajeado, protagonizando escenas de dolor por la patria lejana y la ira contenida contra el dictador aupado inconstitucionalmente en el gobierno gracias al poder de una Fuerza Armada dócil y obsecuente.
El mandatario electo democráticamente en su país cumplió, en suelo patrio, una agenda nutrida en su visita oficial que incluyó reuniones con los colectivos organizados de venezolanos, visitas concertadas en Palacio de Gobierno, Congreso de la República y Municipalidad Provincial de Lima. En estas instituciones públicas fue recibido por sus principales autoridades dentro de un marco solemne de reconocimiento y gratitud por la lucha que libra, junto a María Corina Machado y muchos líderes de su país, por el restablecimiento de la........

© Expreso