Cerrar la brecha de circularidad exige rediseñar sistemas y reducir el uso de recursos
El modelo económico actual continúa operando por encima de los límites del planeta. Así lo confirma el Circularity Gap Report 2025, que advierte un nuevo retroceso en los esfuerzos globales: solo el 6.9 % de los materiales que ingresan a la economía mundial provienen de fuentes secundarias, frente al 7.2 % reportado el año anterior.
Esta cifra representa el octavo descenso consecutivo y pone en evidencia una realidad incómoda: el progreso en materia de recuperación de materiales es ampliamente superado por el aumento del consumo total de recursos.
Lejos de avanzar hacia un sistema más regenerativo, el modelo vigente sigue basado en la extracción, el uso intensivo de materiales vírgenes y el descarte acelerado. Como consecuencia, se profundizan tanto los impactos ambientales como los riesgos económicos asociados.
En este contexto, resulta crucial comprender que mejorar las tasas de reciclaje, si bien es necesario, ya no es suficiente. La brecha de circularidad solo podrá cerrarse si se actúa de forma más ambiciosa en las etapas iniciales del ciclo productivo.
Uno de los mensajes más claros del informe es que la acción debe trasladarse upstream, es decir, a las fases de diseño de productos, procesos y modelos de negocio. Allí es donde se determina la mayoría de las decisiones que definen el uso de materiales a lo largo de la cadena de valor.
Diseñar con criterios circulares implica avanzar hacia soluciones modulares, duraderas, fácilmente reparables y fabricadas con materiales aptos para múltiples ciclos de uso. Asimismo, requiere minimizar la complejidad innecesaria en los productos, facilitando su desmontaje, reutilización o valorización al final de su vida útil.
Este enfoque también exige repensar los modelos tradicionales de comercialización. En lugar de........
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