COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO EL AMOR PROVIDENCIAL QUE RECIBIMOS JESÚS NO SE DESESPERA Y NOS ESPERA, ES LA ALEGRÍA
Todo se transfigura en figura amorosa, predispuesta para amar y dispuesta a querer. Cristo está ahí, a nuestro lado, ¡sólo hay que nombrarlo! Se ha entregado por nosotros, nos ha vestido de misticismo y revestido de poeta. Únicamente hemos de permanecer en su poema, para recomenzar cada día, con buen tono y mejor timbre. Bajo la benevolencia de la lírica celeste, el pulso se renueva y nos rejuvenece la pausa.
I.- PERSEVERAR EN LA PASIÓN SAGRADA
El amor de Jesucristo nos enternece,
se eterniza en cada morador de bien;
porque la justa morada es la bondad,
la clemencia por hallarnos........
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