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Humanidad y violencia

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16.05.2025

“…Por tanto, la eficacia en el terreno internacional se traduce en la supervivencia del Estado, lo que hace que sus acciones estén regidas, no por planteamientos morales abstractos, sino por el principio de eficacia a la hora de preservar el interés nacional, esto es, la consecución de poder…”

Jorge Puigbó

¡Que tomen por asalto al mundo! ¡Que cada país resuelva sus conflictos y apetencias territoriales a tiros! Total, es lo que ha venido sucediendo a través de la historia y por lo que se puede observar continuará sucediendo. El mundo arrastra “reconcomios históricos”, revive y alienta resentimientos que provienen de un pasado remoto, producto de algunas decisiones imperiales, o de estados, tomadas algunas de buena fe y todas basadas en intereses y circunstancias del momento, y cuyas secuelas continúan siendo utilizadas como elemento aglutinador de nacionalismos extremos, convirtiéndose en la excusa perfecta de algunos líderes para llamar a la unidad nacional, a la violencia y clamar justicia. Frente a la irracionalidad de algunos al distorsionar hechos del pasado para que sirvan de fundamentos y así justificar acciones bélicas, provocaría gritar: volvamos a la prehistoria, a la guerra como regla para dirimir diferencias, olvidemos las normas, las leyes, la moral, por cuanto constituyen un estorbo para lograr los fines de algunas naciones poderosas y de otras, la mayoría, que no lo son tanto. Ideologías, sueños de grandeza, psicopatologías, siempre han acompañado a los responsables de haber iniciado las guerras y las revoluciones violentas fracasadas, las que solo dejaron su carga de miserias y muertes, y una vez finalizadas, el dolor y el arrepentimiento de la población que, desgraciadamente el tiempo pareciera borrar con rapidez.

Para enfatizar esta última afirmación sólo debemos recordar la Primera Guerra Mundial, ocurrida entre el 28 de julio de 1914 y el 11 de noviembre de 1918,........

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