¡Oh, confusión! ¡Oh, caos!
El título de esta columna lo he tomado de una célebre frase del “regenerador” Rafael Núñez pronunciada dentro del tormentoso siglo XIX en medio de las discusiones sobre el radicalismo liberal, a mi juicio una de las etapas más progresistas en el país.
Ya me he ocupado en varias columnas de la manera en que pasamos del bipartidismo -con sus evidentes fallas- a la ausencia de partidos con fundamentos ideológicos y programáticos, convertidos únicamente en entelequias jurídicas para repartir o negociar avales.
Hoy tenemos además la confusión entre los conceptos políticos de izquierda, derecha o centro, utilizados por nuestros nuevos “ideólogos” de las redes, solamente con fines electorales.
¿Cuáles pueden ser las fronteras? En los siglos diecinueve y veinte aparecían relativamente claras: la relación entre libertad y orden; el papel del Estado en la economía y la educación; el tamaño del Estado; la confrontación o la negociación para resolver conflictos armados; federalismo y centralismo; la actitud frente a temas como el matrimonio civil, el divorcio, el aborto; el rol de la mujer en la vida........





















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