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Adiós al prohibicionismo

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El contexto internacional es propicio para discutir con seriedad y temperancia alternativas a la simple prohibición. Ello con el fin de vislumbrar otros horizontes de evaluación y acción, nuevos horizontes de paz y de cuidado de la vida y la riqueza ambiental y económica, diferentes al prohibicionismo que ha caracterizado nuestra aproximación al uso y valor cultural y comercial de ciertas sustancias, los ambientes en que se originan, y la insoportable repetición de la violencia generada con el fin de reprimirlas.

Tienen razón el presidente Gustavo Petro y el editorial de El Espectador cuando apuntan al sinsentido de mantener un debate puramente moralista sobre el tema, abandonado a “posturas anacrónicas, anticientíficas y francamente frustrantes”. En efecto, el prohibicionismo, en Colombia tanto como en el resto del mundo, “solo trae violencia”. Tres tratados de las Naciones Unidas definen en la actualidad la prohibición e ilegalidad de las drogas en el derecho internacional: la Convención Única sobre Estupefacientes Drogas, 1961; El Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas, 1971; y la Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, 1988. La Convención Única obliga a sus signatarios a declarar ilegales el cultivo, la producción, la fabricación, la extracción, la preparación, la posesión, ofrecimiento,........

© El Espectador