Insolencia que erosiona a un Estado
“La única servidumbre que no mancha, es la servidumbre a la ley” (Pantaleón Dalence). Esta frase sintetiza lo esencial de la democracia como un sistema político basado en instituciones y leyes, con autoridades legítimas que deban hacerlas cumplir. Respetar la ley es inherente a respetar la autoridad que está legítimamente investida para ello; su desacato, implica, por tanto, una falta grave. Cualquier intento de desconocer la autoridad es un ataque directo al orden democrático.
Un antónimo de respeto sería la insolencia Y este término viene al caso al analizar el pronunciamiento reciente de los mineros asalariados y los cooperativistas de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN). Han rechazado de manera grosera, aunque fuera transitoria, la decisión de Ejecutivo de amalgamar los ministerios de Energía, Hidrocarburos y Minería y Metalurgia y han conminado al presidente a nombrar “en el día” a un ministro de minería. Eso es insolencia, un irrespeto directo a la autoridad legítima, que tiene plena facultad constitucional para conformar su gabinete como mejor convenga al funcionamiento del Estado.
Aceptar esa insolencia sería peligrosamente complaciente. No podemos dejar que se preserve una lógica clientelar, la misma que caracterizó al anterior régimen........





















Toi Staff
Gideon Levy
Sabine Sterk
Penny S. Tee
Mark Travers Ph.d
Gilles Touboul
John Nosta
Daniel Orenstein