Una confrontación que desgasta a los favoritos
Al ingresar a la etapa decisiva de las elecciones del 17 de agosto, los frentes que encabezan las encuestas han desatado una guerra sucia. Los ataques recientes tienen un patrón común: intentan vincular a los adversarios con actividades ilícitas, no por acciones propias, sino por los antecedentes judiciales de familiares —como los padres de una candidata al Senado o de un acompañante de fórmula. Se ignora así que los delitos son personales y que la responsabilidad penal no es hereditaria. Pero en la lógica del “todo vale”, se aprovecha el clima caldeado que arrastramos desde hace años.
Este tipo de confrontaciones solo agrava el escenario de crisis generalizada que vive el país. La ciudadanía, golpeada por múltiples carencias, apenas vislumbra una luz de esperanza en un eventual cambio de gobierno. Sin embargo, los insultos y campañas de desprestigio solo alimentan la desconfianza de un electorado que........
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