La violencia contra las mujeres en Bolivia ya no es solo un problema estructural, sino una tragedia nacional que no cesa de reproducirse. En solo cuatro meses, el país ha registrado 2.750 casos de violencia sexual, 722 de ellos contra menores. En Santa Cruz, los reportes diarios de abuso, violación y feminicidios se han vuelto rutina, como si el horror pudiera volverse costumbre.

Hasta abril, la Fiscalía confirmó 22 feminicidios. Más allá del crimen y la captura del agresor, queda una secuela devastadora: los hijos e hijas de las víctimas. Niñas y niños que pierden a su madre —y, con ella, su hogar y estabilidad—, condenados a crecer en condiciones de orfandad, trauma y abandono institucional.

En Bolivia no hay cifras actualizadas sobre cuántos quedan huérfanos por feminicidios, pero organizaciones estiman decenas cada........

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