En un brazo el pequeño Miguel, en el otro, el ataúd de mi esposa
Por: GERARDO ALDANA GARCÍA
En mi brazo izquierdo cargaba a mi pequeño hijo Miguel, mientras mi mano derecha asía el féretro de mi esposa Diana. Con palabras como estas, Miguel Uribe Londoño, acrecía el mudo luto y el asombroso estupor qué ya llenaba la Catedral Primada de Bogotá.
Miguel, el padre, cuya alma, treinta y cuatro años atrás había sido quebrada por el asesinato de su entrañable esposa Diana Consuelo Turbay Quintero, nunca imaginó la honda pena que el destino funesto le infligiría nuevamente; ahora teniendo que cargar el féretro de su hijo. Duele mucho, más allá de toda tristeza, aquel dolor que se dibujaba en los rostros desolados de los seres queridos del inmolado Miguel Uribe Turbay, como de los de millones de colombianos aunados a la frustración de ver cómo la mejor cosecha de los mejores seres humanos de la patria se desprecia, se pisotea en el umbral de la inconciencia de hombres enceguecidos por el odio, el egoísmo, la........
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