OPINIÓN: Somos tiempo y espacio
Viajamos por la carretera y se suceden los espacios vivos de la historia. Cintio Vitier describe el “sentido moral” que adquiere la naturaleza:
la geografía de las marchas y las batallas, de las victorias y las derrotas: Paso de Lesea, Mina de Guáimaro, Cocal del Olimpo, Jimaguayú, La Sacra, Palo Seco, Naranjo, Mojacasabe, Las Guásimas, Cafetal González, Lagunas de Varona, Loma del Gíbaro, Zanjón, San Ulpiano, Baraguá —enumeraba los nombres de sabor poético, en su espléndido ensayo Ese sol del mundo moral.
La geografía moral de la Patria es un libro abierto de historia: quien no sabe leerlo, quien no lo siente, no podrá, no sabrá defenderse. Al viajar por el espacio, lo hacemos también por el tiempo, y los aniversarios se cruzan en nuestras pequeñas vidas. Antes de llegar a Guáimaro, donde se reunieron los primeros constituyentes de la Patria, Céspedes, Agramonte, Cisneros, un 10 de abril de 1869 y unos días después, una mujer sin voto, Ana Betancourt, hizo valer su palabra, nos detenemos ante una señal, frente a un oscuro y feo obelisco, el lugar donde se firmó el oprobioso Pacto del Zanjón (1878). Principio y final de una etapa de luchas por la independencia y la justicia social, protestado por Maceo en Baraguá un mes después. En Guáimaro, recientemente remodelado, está el Museo de la Constitución, construido con los aportes monetarios de los veteranos de la Guerra y también el bello monumento a Ana, la precursora. Un día después, el 11 de abril, los cubanos recordaban en Playita de Cajobabo el 130 aniversario del desembarco de Martí y de Gómez, que reiniciaba la guerra interrumpida en el Zanjón: final y principio, esta vez invertidos ambos, para conquistar la independencia. Tampoco pudo ser entonces, porque intervino la codicia que germinaba en el Norte, el........
© Cubasí
