¿Y qué pasó con las fernandas?
“¡Ya basta de intrigas!”, suplica una lectora que sólo se comunica por correo electrónico porque se dice tímida para andar en redes y poco diestra para comentar en el blog. ¿Qué es eso de las fernandas, mija?, insiste por segunda semana, y yo confieso que demoré la historia por embromarla, a ver si cuando sepa de qué vamos se embulla a activar su WhatsApp.
Para empezar (lo siento, Aleyda, yo sé que eres curiosa, pero incapaz de saltarte una línea al leer, jaja), el nombre es de origen germánico. Proviene de los vocablos Firthu (paz), y nands (valiente, audaz). En tribus nórdicas, donde las mujeres tenían iguales derechos que los hombres a participar en el gobierno y la defensa, se llamaba así a muchas niñas con la esperanza de que fueran inteligentes y pacificadoras, y mantuvieran en alto el linaje de sus padres.
Como metáfora actual, se supone que una Fernanda demuestra gran resiliencia para adaptarse a cualquier situación, es disciplinada, responsables y con una fuerza interna que la impulsa a alcanzar sus metas y a mediar entre otros para lograr armonía y felicidad en su entorno.
Además, claro, está el personaje de los........
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