“Recen por mí”
Petición formulada por el papa Francisco. Veremos aquí tres grandes motivos para no olvidarlo nunca
Fotos. / GILBERTO RABASSA
Pudiera pensarse que ha sido denominado por sus simpatizantes como el Papa de los Pobres, el de la Gente, el de los Pueblos, a partir de la forma de ser que tenía siempre.
Quizás sería porque nunca pudo disimular ni ocultar otras cualidades: carácter jovial, sonrisa amable, cariñoso al tratar a las personas, sencillez, modestia, decencia al saludar a sus fieles desde el Papamóvil; en fin, un semblante perenne de respeto amistoso, unido a su indiscutible carisma personal.
No solamente por eso sus devotos lo han calificado como decimos en el primer párrafo. A todos esos apelativos debemos sumarle convencidos, con los ojos cerrados, sin temor a engañarnos a nosotros mismos: la sensatez de sus consejos, la sinceridad de sus palabras, la simpatía de su amistad, la firmeza de sus creencias y, sobre todo, la rotunda profundidad de sus críticas a lo mal hecho, su manera de sufrir ante los crímenes y las injusticias cometidas por los poderosos contra los seres humanos más pobres o contra algunas naciones menos desarrolladas, pero libres.
Hay que ver la semilla y la raíz
Jorge María Bergoglio, su verdadero nombre, ocupó en el Vaticano el cargo de sumo pontífice o Vicario de Jesucristo No. 266. Fue el sucesor de Benedicto XVI, quien renunció en febrero de 2013. Se convirtió entonces en el líder máximo de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y en el primer Papa latinoamericano. Nació en Buenos Aires,........
© Bohemia
