El Templete: Arquitectura y memoria
El Templete se erige como uno de los emblemas más significativos de La Habana, que influyó notablemente en la evolución de la arquitectura en Cuba. Su imponente presencia en la Plaza de Armas fue fundamental para la transición del “barroco cubano” hacia formas neoclásicas durante el siglo XIX, tendencias que alcanzaron su máxima expresión en las quintas suburbanas del Cerro y Marianao.
Este edificio conmemorativo, concebido desde una estructura arquitectónica y no simplemente como un monumento, rinde homenaje a la reina Josefa Amalia de Sajonia. Con el tiempo, albergó las cenizas del pintor francés Jean Baptiste Vermay de Beaumé y su esposa, las que se colocaron en una urna de mármol situada en el centro del salón.
Con motivo del 197 aniversario de su inauguración (19 de marzo de 1828), la sección Bohemia Vieja propone la lectura del artículo “El Templete, Vives y las tres bes”, escrito por Alcides Iznaga y publicado en la sección Esta es la historia de la edición 15 del 11 de abril de 1972, en las páginas 102 y 103.
El texto ofrece un breve repaso sobre la historia, los pormenores de su apertura y las verdaderas motivaciones que rodearon su construcción: una estrategia del Capitán General de la Isla de Cuba frente a los movimientos independentistas de la época.
Para complementar el artículo se incluye la contraportada de la edición 46 del 12 de noviembre de 1976, en la que se puede observar el uso de la Plaza de Armas como estacionamiento de automóviles.
LEER EL TEXTO ORIGINAL AQUÍEL TEMPLETE, VIVES Y LAS TRES BES[1]
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