Volvió Begoña al juzgado (por cuarta vez) y los diputados, morenitos y tan panchos, al escaño. Tensión en la Plaza de Castilla y manotazos dialécticos en la Carrera de San Jerónimo. El curso comenzó como terminó. “La corrupción no se ha ido porque usted sigue aquí”, le dijo Feijóo a Sánchez

Pero el aludido se fue. El presidente de Gobierno resistió apenas 44 minutos en el Hemiciclo. Algo recuperado por fuera, menos maquillado, abandonado el perfil de maese Cabra del verano, se mostraba incapaz de resistir esa tormenta interior que sube y baja por su ánimo al ritmo de la instrucción del juez Peinado. Este miércoles de retorno, el barómetro se disparó hacia la estratosfera. Sánchez ensayaba morritos, elevaba la mirada hacia el pantallón de la sala, y hasta asentía con entusiasmo a las descacarilladas peroratas de MJ Montero, ese ser ya perdido para la politica. Se refugió en Gaza, ¡cómo no!, Gaza y más Gaza, y hasta buscó cobijo a la sombra del Rey, por las indiscretas palabras del líder de la oposición en una tele. Su defensa no dio para más. Su mente estaba en el juzgado 41, temblorosa ante un escenario judicial tan negro como el rencor. “Miedo, usted ya solo tiene miedo de lo que decidan los jueces, de lo que publiquen los medios, de que sus socios le hagan caer, de que la gente se pronuncie en las urnas o de que usted mismo acabe en un juzgado”, redondeó el panorama el presidente del PP. Begoña y........

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