Cómo construir un aula emocionalmente segura
A los cinco años, Mateo apenas hablaba. Sus silencios eran tan profundos como su mirada, que evitaba el contacto visual. Su maestra, Beatriz, intuyó que algo no estaba bien. Con paciencia, le ofreció un entorno estable, validó sus emociones y, poco a poco, Mateo comenzó a confiar. Hoy, con ocho años, sonríe, juega y participa en clase.
Historias como la de Mateo ilustran cómo un docente puede ser una figura clave en el desarrollo emocional de un niño que ha atravesado situaciones difíciles.
Durante la etapa de educación infantil, muchos niños y niñas viven experiencias marcadas por la inestabilidad emocional, la falta de afecto o contextos familiares complejos. Aunque estas vivencias no siempre se expresan con palabras, se manifiestan en una mirada esquiva, un silencio prolongado o una búsqueda constante de contacto emocional.
Para estos niños es especialmente importante sentir que el aula es un espacio seguro y que sus maestros establecen una relación afectiva con ellos: sentirse seguros emocionalmente permite que florezca su curiosidad, ese impulso por explorar que es la base del aprendizaje en estos primeros años de vida.
La teoría de la autodeterminación identifica tres necesidades fundamentales para la motivación: competencia, autonomía y vínculo emocional. Este último es especialmente determinante en la........
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