Entre la crisis económica, presión externa y el espejismo político, por Stalin González
La vida cotidiana del venezolano está marcada por un deterioro económico profundo: un bolívar que pierde valor cada día, salarios que no alcanzan para cubrir necesidades básicas, precios que se disparan sin control y un mercado laboral incapaz de ofrecer estabilidad. En este sentido, la precariedad es transversal, como consecuencia de 26 años de políticas públicas erradas y radicalizadas.
Los hospitales continúan sin insumos esenciales. Las escuelas padecen infraestructuras colapsadas, falta de materiales y, cada vez más, ausencia de maestros que abandonan las aulas de clases. En estas condiciones, hablar de «Navidad feliz» es una frase que roza lo irreal, una burla cruel. Cuando el hambre y la incertidumbre avanzan, cuando la vida se reduce a sobrevivir, la celebración pierde sentido.
A este cuadro interno se suma una presión externa que solo agrava el........© Tal Cual





















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