La delincuencia no puede encontrar cobijo en la indiferencia
Aquella tradición, impulsada por los CDR -creados por el Comandante en Jefe Fidel Castro-, constituía un verdadero momento de protección mutua que nacía desde la base misma del pueblo, forjado en la unidad y el sentido de pertenencia de cada barrio.
No se vigilaba por desconfianza, sino por pertenencia. El objetivo no era perseguir al delincuente, sino evitarlo con la contundencia de la unidad, esa que nuestro General de Ejército Raúl Castro definió como “nuestra principal arma estratégica; que ha permitido a esta pequeña Isla salir airosa en cada desafío”.
El barrio entero era una extensión de cada casa, y lo público se cuidaba con el mismo esmero que lo privado. Era una lección de civismo que se aprendía sin palabras: se aprendía viendo a los........
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