Inmanencia gramsciana en tiempos de virtualidad
Vivimos en un mundo complejo de extrema virtualización, donde las nuevas tecnologías se han apropiado de todos los aspectos de la vida, desde nuevas formas de producción hasta formas de relacionarnos entre humanos. Una persona pasa diariamente, en promedio, ocho horas frente al celular. Esto sin contar el tiempo en televisión, computadoras, y que ahora existen los relojes inteligentes y hasta refrigeradores donde también puedes ver tus mensajes, correos, etc. Producimos, reproducimos y generamos relatos en la virtualidad.
Cuando terminamos la jornada laboral, llegamos a nuestra habitación y abrimos tik tok, Instagram, twitter, juegos en red, o a cualquier otra plataforma, dando por entendido que se tratan de momentos de ocio, pero en realidad seguimos produciendo valor, puesto a que la información también posee propietarios que conforman monopolios. Estamos “vendiendo” nuestros datos, nuestros gustos, incluso nuestras crisis existenciales, a plataformas que son propiedad de los hombres mas ricos del planeta, sin que estas sean remuneradas.
Ahora con la inteligencia artificial, esta realidad de producción se hace más evidente, debido a que esta herramienta, a decir verdad, no produce conocimiento, sino que reproduce el conocimiento generado por los seres humanos en cientos de miles de años, el conocimiento de las mayorías o como lo denomina Marx: general intellect. “…vemos que tanto los datos como la informacion son traducidos. De un soporte material en el que estaban codificados, pasan a otro soporte material con otro código, el lenguaje” (Aguilera, Lucas. Nueva Fase. P 31. 2023).
En la virtualidad nunca dejamos de producir, pero también generamos relatos de nosotros mismos a partir de nuestra existencia en las redes sociales. Construimos nuestro ser fuera de la mundanidad. Si no estás en redes, no existes, dijo alguna vez uno de los hombres........
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