Mi calle
Dos carros chocan frontalmente en la esquina de un parque. De ambos vehículos se apean las conductoras. Los daños son menores. Primero se cercioran de que están bien. Luego, la de la camioneta increpa a la otra por venir contra el tráfico. Esta responde, casi ofendida: “Pero si todos en este barrio saben que cojo ese pedazo de la cuadra a contramano para no dar toda la vuelta cuando regreso a casa”. Llegan los ajustadores y el trámite se resuelve sin drama.
Esa frase —dicha con naturalidad— es una confesión de parte de una limitación profunda: cómo tratamos los espacios públicos, lo que debería ser de todos. La calle deja de........
© Perú21
