Todas las veces que morimos
La primera vez que “morí” tenía 21 años. Era un martes 3 de julio. Mi padre pasó por mi cuarto en la mañana y se despidió al paso, yéndose al trabajo en su terno. A las tres de la tarde de ese mismo día estaba sacando unas fotocopias para estudiar para mis finales de Psicología, en una farmacia, y entró una llamada. Era mi hermano Eduardo. Me dijo: “A nuestro padre le ha dado un infarto”. Esa fue la primera vez que experimenté la negación; por unos segundos solo pude pensar en la posibilidad de un infarto no letal, y mi respuesta a mi hermano fue: “Ya, pero ¿cómo........
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