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Crónicas pineras: Córdova, el geólogo

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20.11.2025

En nuestro recorrido por la Isla de la Juventud fuimos creando un mapa de lugares y personas. Historias que se enlazan con mi familia y con la de mucha gente que pasó por allí. Entre ellos está Córdova. Todo el mundo lo conoce. Solo hay que mencionar su apellido para que la gente, automáticamente, diga: “¡El geólogo!” como si fuera el único de toda la Isla. Córdova me dijo que él no había sido el único, ni el mejor de los geólogos que trabajaron en la Isla de la Juventud. Pero muchos se fueron y él se quedó, trabajando por años para aquella Revolución.

A Córdova lo fuimos a ver a su finca, en La Demajagua. Cerca de la antigua pollera, El Geólogo tiene su pequeño paraíso. Como éramos sus invitados espaciales quiso que nos viéramos allí donde crece el café que luego nos brindaría en su casa.

Nosotros veníamos de pasar tres días en el Hotel Colony. Después de tanta playa y piscina, los niños estaban emocionados por la idea de un paseo en el campo entre guayabas, limones y abejas.

José Tomás Córdova nació en Jobo Dulce, un pueblito a la entrada de Baracoa. Luego estudió en la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en Manzanillo y se fue a alfabetizar. Después de enseñar a leer y a escribir a otros, terminó la secundaria y se hizo técnico agrónomo. Comenzó a estudiar Agronomía en la Universidad, pero no le gustó el perfil pecuario y pidió una beca para estudiar geología en Rumanía.

Estaba en Checoslovaquia haciendo lo que se llamaba “una actualización”. En el año 81 se montó en el avión para regresar a Cuba y su regalo fue que lo mandaron para la Isla de la Juventud por 6 meses. Su tarea era hacer un proyecto para reabrir la cantera de Punta de Colombo. Cuando terminó su misión ya se había enamorado de la Isla Joven y se quedó para siempre.

A la primera persona que Córdova conoció en la Isla fue a mi madre. Se vieron en el aeropuerto, él llegaba y ella despedía a mi abuela, que se iba para La Habana. Mi mamá lo invitó a su........

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