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Lisandra Isabel García: “Me propuse emplear el arte para construir un mundo introspectivo”

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15.03.2025

Son sus piezas, según las percibo, música de cámara para los ojos, que deben degustarse en espacios que no rivalicen con el trazo sosegado ni con la aparente simplicidad compositiva, adentrase sin prisa bajo la tenue capa de pigmentos, cuidando a cada tramo no romper ese intimismo —cristal traslúcido— que ella consigue a fuerza de interrogarse en constante colisión con el mudo material y su madeja intrincada de relaciones sociales. Lisandra se observa y nos observa. Y de ese gesto nace una obra personalísima en franco ascenso.

Graduada de la Academia de Bellas Artes San Alejandro (2008) y del Instituto Superior de Arte (2013), ha realizado seis muestras personales, todas en La Habana: Autorretrato de la artista adolescente (Galería Oswaldo Guayasamín, 2009); Inventario No. 55 (Fundación Ludwig de Cuba, 2009); Imitación de vida (Galería del Centro de Negocios de Miramar, 2010); Cristal blando (Galería Villa Manuela, 2013); El roce de la seda (Galería Artis 718, 2019), y Dos caras de Eva. Exposición virtual (ArteMorfosis, Cuban Art Platform, 2022). Además de Cuba, su obra ha sido apreciada, en exposiciones colectivas, en China, Reino Unido, Bélgica, Francia, Estados Unidos de América, Brasil, Suiza, Alemania y Argentina.

Lisandra es hija de Eduardo Rubén (artista visual) y de Thelvia López Marín (orfebre), quien, a su vez, es hermana de Rogelio (Gory, artista visual) y Jorge López Marín (director de orquesta); y como estos, hija de Thelvia Marín (Sancti Spíritus, 1922-La Habana, 2016), poliédrica figura de la cultura cubana.

Tengo la suerte de vivir en una zona de El Vedado donde el azar ha ido agrupando a varios artistas prestigiosos. Lisandra, entre ellos. De la admiración por su trabajo y de las frecuentaciones que empiezan a ser habituales, nace esta entrevista.

¿El provenir de una familia de artistas notables definió tu inclinación vocacional o piensas que te habrías dedicado al arte en cualquier circunstancia?

No podría decirte si el arte es algo a lo que me habría dedicado en cualquier circunstancia o que siempre supe que iba a ser artista, ni mucho menos. Era casi inevitable, proviniendo de una familia como la mía, que me hubiera dado por dedicarme a otra cosa; es algo que nació de forma natural. El caso es que siempre tuve acceso a los pinceles, las tintas y los acrílicos. Crecí yendo a exposiciones, escuchando música, apreciando el teatro, el ballet y amando la literatura. Desde pequeña me gustaba imitar a mi padre, y pintaba con él, o me ponía a jugar con barro cuando mi abuela estaba haciendo esculturas. Tuve alguna afición por el diseño o la arquitectura. Siempre me decanté hacia algo relacionado con las artes visuales o que involucrara habilidades manuales.

No sé exactamente en qué momento, pero fue a temprana edad que me propuse ser artista. Igualmente me hubiera encantado saber bailar, cantar, o tocar algún instrumento, pero lamentablemente no fui dotada con ninguno de esos talentos, como lo fueron otros integrantes de mi familia.

¿Alguien te indujo a tomar ese camino o fue una elección libre?

Supongo que intentaron inculcarme el amor por las artes, y puede que hubiera alguna expectativa por parte de ellos de que me inclinara a continuar la larga tradición familiar, pero nunca sentí que fuera algo inducido ni impuesto, simplemente accedí a ese mundo y fue mi elección empezar a prepararme para las pruebas de ingreso a San Alejandro cuando estaba en 8vo grado. En ese momento tuve excelentes profesores, y ahí comenzó de alguna manera una disciplina que encauzó mi entrada a la Academia, seguida, lógicamente, por el ingreso al Isa. Ahora no pudiera imaginar dedicarme a otra tarea que no sea afín a mi profesión.

La primera exposición personal que registra tu currículo es —parafraseando a Joyce— Autorretrato de la artista adolescente, de 2008. Y constituyó tu tesis de grado para concluir los estudios en San Alejandro. Desde entonces, y hasta donde conozco, tu obra no ha dejado de ser autorreferencial. ¿Cómo leer ese gesto? ¿Asumes la autoindagación para comprender el mundo exterior? ¿Es un sitio de confort que has construido desde la paradoja que consiste en mostrarte para hacerte invisible?

Como dices, la autorreferencialidad es recurrente en mi obra. Supongo que surge de manera intuitiva, de la motivación de autorreconocimiento y autoexploración como un gesto de mi reafirmación en el mundo, y de la necesidad de comprender mejor algunas facetas de mi existencia. En mis primeros trabajos y exposiciones, desde que estaba estudiando en la Academia San Alejandro, incluso antes de mi graduación en 2008, a falta de modelos dibujaba mi rostro frente al espejo.

Luego comencé a tomarme fotografías para pintarme en mi propia condición de adolescente, de joven, de mujer que iba creciendo, mostrando cómo cambiaban mis mapas vitales en el diálogo introspectivo con el mundo. Si bien en un inicio utilicé la autorrepresentación como sinónimo de autoconocimiento cognitivo y volitivo, posteriormente me motivó el aspecto afectivo y valorativo.

Fue entonces que me propuse emplear el arte para construir un mundo introspectivo donde el componente autorreferencial está marcado por una actitud evasiva que se traduce en reconversión consciente de la realidad que me rodea. En ese mundo exploro lo íntimo, lo cotidiano, lo femenino; transgrediendo esa pequeña zona que nos cuesta tanto compartir: el espacio privado. En él, fragmentos de mi cuerpo, ambientes y objetos cotidianos son transmutados en algo vital.

¿Partes de fotografías para reproducir tu imagen? Sin llegar a ser obras realistas, te reproduces con bastante fidelidad. ¿No sientes la necesidad de “retocar” tu imagen? ¿Estás contenta con ser como eres? ¿Piensas que tal como te dibujas y te pintas es como te ven los otros?

Todo lo que experimentamos o una gran parte de lo que advertimos a través de nuestros ojos, oídos, con nuestro sentido del tacto, es tan común que no implica conciencia alguna cuando reaccionamos a ello. Al pensar, se dan muchas respuestas casi automáticamente, porque las operaciones necesarias son tan simples que resultan casi instantáneas y ni siquiera recordamos conscientemente haber hecho algunas cosas. Intento captar en imágenes esos momentos que pasan “desapercibidos”: los sucesos más comunes de nuestra existencia,........

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