El escupitajo del desprecio
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Me divierto de lo lindo leyendo los diarios de debates de la Cámara de diputados de 1932. (Sí, ya sé que “¿cómo se puede divertir cuando los pobrecitos soldados revolucionarios habían sido asesinados por los cristeros?” y todo eso, pero igual me divierto.) Ando metido en el tema porque estoy en pos de información sobre un resbaloso “Comité de Salud Pública” que los diputados deseaban crear con objeto de purgar de “malos elementos” al gobierno revolucionario, faltaba másn.
Para esos diputados echaos palante, bravucones y empistolados, la oratoria era todavía un arte, del que se burlaron ritualmente los narradores mexicanos, de ©Juan Rulfo a Jorge Ibargüengoitia. Y, bueno, no dejaba de haber razones para ello. Veamos como muestra esta peroración del sonoro revolucionario José María Dávila, diputado por la Baja California (donde nunca había puesto un pie), el........
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