El cangrejo de Rajoy
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En Seis propuestas para el próximo milenio, Italo Calvino contaba la historia de Chuang Tzu:
Entre sus muchas virtudes, Chuang Tzu tenía la de ser diestro en el dibujo. El rey le pidió que dibujara un cangrejo. Chuang Tzu respondió que necesitaba cinco años y una casa con doce servidores. Pasaron cinco años y el dibujo aún no estaba empezado. "Necesito otros cinco años", dijo Chuang Tzu. El rey se los concedió. Transcurridos los diez años, Chuang Tzu tomó el pincel y, en un instante, con un solo gesto, dibujó un cangrejo, el cangrejo más perfecto que jamás se hubiera visto.
A lo largo de estos años, la impresión de poca actividad del presidente del Gobierno Mariano Rajoy se atribuía, como en el caso de Chuang Tzu, a la habilidad en el “manejo de los tiempos”. Frente a la actualidad vertiginosa, sus defensores explicaban que él sabía esperar, un poco a la manera de Induráin. Dosificaba y ganaba a sus rivales por agotamiento. Era una demostración de la máxima de que “en España, el que resiste gana”. Y a veces parecía que, como la deprimente sentencia de Cela, hasta funcionaba. Yo, que confío en los profesionales, tiendo a creer que hay razones para lo que no entiendo, y hasta pensaba que habría alguna explicación para el espectáculo desconcertante de la reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Algunos días, la gran cantidad de diversión que ha generado la llegada al poder de coaliciones de izquierda, decididas a redecorar las instituciones como si fueran una peña, parece ocultar a un presidente que tiene habilidad para camuflarse en el paisaje. Pero las acciones del Gobierno y del partido que lo sostiene, especialmente en los últimos meses, desde el resultado negativo en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, parecen indicar que la falta de acción respondía a una........
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