Columna de Max Colodro: Cría ojos
Lo insólito no es que el senador Manuel José Ossandón se haya asegurado la presidencia de la Cámara Alta en una negociación personal con el oficialismo, dañando la unidad de su propia coalición. Lo insólito es que su partido -RN- no tuviera la menor intención de sancionarlo, ni siquiera con un reproche ético. Como una confirmación pedagógica de que el deterioro de la política no tiene un único domicilio, y que esta lógica de negociar sin Dios ni ley, sólo en función de los intereses personales, es también parte de una cierta normalidad transversal.
En rigor, que la jugada de Ossandón terminara por validarse, que se le bajara el perfil con el objeto de no hacer un “drama” mayor, vuelve a ilustrar a cabalidad los síntomas de esa enfermedad mental que hoy sacude a importantes sectores de........
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