La queimada, invención de una tradición
En una queimada se consume una porción importante de aguardiente, con el solo objeto de crear la magia de la liturgia y disfrutar contemplando la danza de las inquietas llamas. En épocas de penuria esta práctica sería considerada como un despilfarro inadmisible. Antes del turismo y de los conjuros de Fraga, a nadie se le ocurría beber alcohol quemado. La caña se tomaba íntegra y con todos los grados por la mañana, para “desorballar”. Únicamente se quemaba aguardiente con un fin práctico.
Las referencias milenarias a la queimada, basada en el aguardiente, forman parte de un mito que la vincula con los celtas. Muchos creen que se trata de una tradición milenaria, como si un hilo invisible a través del tiempo nos uniese con los habitantes de los castros. Sin embargo, la queimada no es más que otra de las tradiciones inventadas de las que habla Eric Hobsbawn.
El aguardiente quemado comenzó a usarse como recurso terapéutico casero para tratar catarros o dolores........
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