No existen “verdades” particulares, existe la verdad: o se está del lado correcto o del incorrecto en temas neurálgicos, y cada quién, tarde o temprano, debe asumir en qué lugar de la historia quiere quedar registrado.

Normalizar lo incorrecto, lo que viola nuestros derechos, nuestra calidad de vida, de quiénes amamos y afrenta nuestras propias convicciones es una muestra fehaciente de ignorancia, terquedad y se entiende medianamente de aquellos quiénes hacen de esas prácticas amorales un estilo de vida, de lucro, pero que estos procederes vengan de esos mismos quiénes........

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