José Aranguibel: ¿La deslealtad de Judas?
Y respondiendo Judas, el que le iba a entregar, dijo: ¿Acaso soy yo Rabí?. Y Él le dijo: “Tú lo has dicho”
La Biblia no dice quien fue Judas Iscariote antes de ser uno de los doce apóstoles que unieron sus vidas a la causa de Jesucristo. Su notoriedad universal es más conocida por haber sido el protagonista de la peor deslealtad, felonía y traición de la historia religiosa, cuando entregó a los fariseos por 30 monedas de plata al Hijo de Dios que resultaría en su crucifixión, muerte y resurrección.
En esa época el fin de los días de Judas Iscariote no duraría demasiado tiempo según nos recuerdan las escrituras bíblicas, muy a propósito cuando en estos días los cristianos conmemoramos la Semana Santa. La codicia de Judas Iscariote fue superior a la confianza, amor y lealtad que El Salvador del mundo le brindó a él, al resto de los discípulos y a la humanidad entera.
La lealtad que le faltó a Judas Iscariote hace 2025 años con Jesucristo es la misma que cualquiera de los mortales de estos tiempos modernos, de civilidad debemos dar y/o recibir de nuestros semejantes. Sin embargo, eso no es lo que sucede en muchos casos entre integrantes de la familia, amigos, instituciones públicas, privadas o en la sociedad en general. Es duro decirlo, pero sucede a cada momento.
En mi mente llevo el recuerdo de una frase que mi vieja ya ausente, Emma Carrasco, siempre decía cuando alguna decepción de deslealtad de alguien le tocaba y le hacía decir que “mientras más conozco a las personas, más quiero a los animales”. “La lealtad es la permanencia y apoyo constante a una persona, institución o región”.
Significa, digamos, nunca darle la espalda a aquello que reconocemos como importante en la vida frente a........
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