Franklin Piccone: En los respiraderos de la legalidad
El movimiento democrático del país, luego de forcejear bajo la sombra autoritaria por más de 30 años, en 1941, logra lanzar la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos, simbólica puesto que la campaña estaba perdida antes de empezar. Eleazar López Contreras ya había escogido por anticipado a su ministro de Guerra y Marina, general Isaías Medina Angarita, como su sucesor. A pesar de las escasas concentraciones públicas toleradas por el régimen autoritario, la figura de Gallegos y su programa de acción administrativa gozaron de una gran receptividad. Aun así, el 28 de abril de ese año, los congresistas, gracias a un rígido mecanismo de control, elegían con 130 votos a favor y 13 en contra al candidato impuesto desde Miraflores.
Ese activismo político de resistencia, que conocía la clandestinidad y la represión feroz, las libertades públicas limitadas y la ilegalización de las organizaciones políticas, entendía con meridiana claridad la importancia de la participación. Sentenciaba Rómulo Betancourt (1985, p. 117): “utilizando toda rendija abierta hacia la actividad pública consentida por el régimen. Los procesos electorales -amañados y fraudulentos- siempre nos encontraron utilizándolos para orientar y galvanizar el espíritu público”. “En los respiraderos de la........
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