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El delirio y el modelo

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wednesday

El casi final de la reforma judicial desata, entre la opinocracia conservadora mexicana un estado delirante, poblado de ataques al poder establecido. Los supuestos destrozos que dicha reforma provoca como consecuencia inevitable son mayores, de crucial envergadura ideológica. Se ha instalado en tal prédica un formato autoritario que topará la ruta de todo desarrollo nacional. 

La derecha crítica, blandiendo endebles recetarios con acusaciones terminales a un lado, se enfunda en repetitiva campaña contra el actual gobierno, su partido y, ¿por qué no?, sus millones de apoyadores. La ruptura democrática, consecuencia de la subyugación de jueces, magistrados o ministros al Ejecutivo federal, aparece galopante ante la audiencia ciudadana. Los demonios de la destrucción se enfilan contra la transparencia para sumir, a la República, en la plena oscuridad. O concita al reino de la impunidad, para negar derechos básicos duramente obtenidos. 

No bien adoptada la ruta de la prosperidad, el pueblo medio eligió a irresponsables destructores de instituciones. Un terrible bloqueo de avances se ha cernido sobre el entramado de la anterior carrera judicial. Ahora se imposibilitará el abandono de numerosas y conocidas trampas legales. Se........

© La Jornada