¿La fiesta en paz?
Hay ganaderos que a su buen criterio como criadores de bravo añaden su buena pluma. Tal es el caso de Rodrigo Ponce de León, hijo del matador en retiro Raúl Ponce de León, que en tardes de gloria como novillero puntero llenara de emoción y de gente los tendidos de la Plaza México, hoy Plaza Muerta, como pronosticara hace años el cronista de La Jornada, Lumbrera Chico.
Del cementerio de los sueños perdidos al milagro de la vida, titula Rodrigo su texto, y añade: “Lo recuerdo bien. Primero nos golpeó la epidemia de la palomilla: el ganado sin fuerza, el pasto agotado, el silencio del campo interrumpido sólo por los bramidos débiles. Y después, como si no bastara, llegó abril de 2020, en plena pandemia. Todo se volvió cuesta arriba. Tuve que tomar una decisión dura: moverlos a otro rancho, rentar más terreno, darles una última oportunidad de sobrevivir. Algunos murieron en el camino. Otros resistieron. Cada pérdida fue un vacío........
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