Dios Padre
Es curioso que, para hablar con la divinidad, la lengua parezca venir con instrucciones de género. Desde la clase de religión del colegio hasta el soporífero sermón dominical de la misa, la puerta de entrada siempre es un “Te alabamos, Señor”.
También se le ora a Dios padre. El hijo de Dios es barbado. Su Santidad el Papa. Mi señor, en contextos más medievales. La Biblia, escrita por hombres, traducida por hombres, interpretada por hombres, nunca se pregunta si a Dios le molesta que lo llamen “padre” en vez de “madre”. Y no es solo un rasgo del cristianismo: en el judaísmo, el islam y buena parte de las religiones antiguas, lo divino suele vestirse de masculino, herencia directa de sociedades........
© La Crónica del Quindío
