EL SEÑOR VERDE
La estatua que Juanita Lectora admiró aquella tarde del domingo 17 de agosto era verde por efecto del tiempo, aire, lluvia y sol sobre el bronce. Se enteró que se erigió en honor del líder de los trabajadores del puerto encargados de bajar y subir las mercancías llegadas y salidas de los barcos atracados en el inmenso lago azul profundo.
Alto y flaco el señor de la estatua verde. Sus largas piernas le parecieron a Juanita iguales a las de atletas que corren grandes maratones y la camiseta verde de Rusbel Caminante le hacía ver como su amigo, solo que un poco más grueso y menos alto.
Su nariz larga sobresalía sobre los ojos que miraban de lado hacia Austria, uno de los tres países que bordean el lago Constanza.........
© La Crónica del Quindío
