En la vida hay momentos que quisiéramos borrar. Instantes que nos sacuden, nos dejan sin aliento y cambian para siempre nuestra realidad. Nadie quiere enfrentar tragedias y aún así, el sufrimiento hace parte de la vida cotidiana.

Lo trágico siempre llega como un huésped inesperado. No avisa, no pregunta si es buen momento, simplemente entra a la vida. Y cuando lo hace, nos obliga a mirarnos de frente. Por lo mismo, diría Maffesoli: “lo trágico es impensable, y debemos, sin embargo, pensarlo”.

Esto lo sabían los poetas griegos como Esquilo, Sófocles, Píndaro o Heráclito. Pero, en la búsqueda de un mundo controlado, perfecto y sin dolor, sus obras fueron relegadas a la........

© La Crónica del Quindío