Canto sin luto a Vargas Llosa
No. No siento pena. Ni un ápice. Ni media lágrima impostada. Ni un suspiro mal invertido. ¿Pena? Sería como llorar por el verdugo porque escribe con pluma de cisne y contorsiones tecnicistas. No puedo -ni quiero- separar al escribidor del personaje, al narrador de su cruzada ideológica contra la sensibilidad social, al “genio” y su agenda empedernida. Este señor -permítaseme el título solo por protocolo- nos dejó, sí… pero tuvo deudas con la historia y con la decencia literaria.
Nos hizo daño. Mucho daño. El tipo sabía conjugar los verbos mejor que nadie, sabía de técnicas, pero nunca aprendió a conjugar la empatía con la justicia, la libertad con la solidaridad. A mí, cuando lo nombran, ya no me llegan aquellas frases de su juventud que me deslumbraron entre páginas amarillentas, sobre todo la defensa que hizo a Cuba. Ahora me asaltan las otras líneas, las invisibles, las que escribió con sus actos: las que aplauden a sus dictadores, las que se arrodillan ante reyes, las que susurran al oído de los banqueros, las que condenan a los pueblos que luchan por su liberación, los que se burlaron de la muerte de nuestros hermanos........
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