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Vuelve Pablo Iglesias: El camaleón más versátil de la política española

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14.04.2025

El pasado fin de semana, en una intervención “estelar” en la Asamblea Ciudadana de Podemos, Pablo Iglesias volvía a ofrecer, con su habitual elocuencia, un discurso que busca —desesperadamente— recuperar los viejos ecos de una presunta “izquierda radical”.

Como ha venido haciendo a través de su Canal Red, Iglesias volvió a clamar contra la OTAN, despotricó contra el gasto militar como lo haría cualquier persona de izquierdas coherente y presentó a su partido como el único baluarte frente a una “izquierda domesticada”, lanzando duras críticas a Sumar y a la actual deriva del Gobierno de coalición.

Unos días antes, en la presentación de su libro “Enemigos íntimos”, en la taberna Garibaldi, había reforzado esta misma narrativa, sosteniendo que España necesita “una izquierda real que cuestione el capitalismo” y postulando a Irene Montero frente a la “izquierda cómoda”.

No es este, sin embargo, el primer pretendido giro hacia la “radicalidad” del cofundador de Podemos. En realidad, toda su biografía política no es más que la historia de una continua mutación camaleónica, de un calculado ejercicio de oportunismo que le ha llevado a ir cambiando en función de las coyunturas, siempre al servicio de su ascenso o supervivencia personal.

«LA HEMEROTECA ES IMPLACABLE: EL PASADO DE IGLESIAS DESMONTA SU NUEVO DISFRAZ RADICAL»

EL ESPEJISMO DEL NUEVO RADICALISMO: UN CÁLCULO ELECTORAL COMO ÚNICO HORIZONTE

La radicalización verbal de Iglesias en las actuales circunstancias políticas era, en definitiva, una maniobra previsible. La expulsión de Podemos del Gobierno, la exclusión de Irene Montero de las listas de Sumar y el hundimiento electoral sufrido por el proyecto morado dieron el pistoletazo de salida al ex vicepresidente del Gobierno para tratar de reactivar un relato que, de no conocer su trayectoria, algunos podrían llegar a considerar como casi revolucionario.

Así lo podríamos creer, en efecto, si no tuviéramos en nuestra memoria que siempre que la coyuntura le fue más favorable, en términos de inclusión en las instituciones del Poder político, Iglesias fue el primero en abrazar la «moderación» socialdemócrata para integrarse sin rubor en el Régimen del 78 que antaño decía querer derribar.

Recordemos que fue él mismo quien, tras señalar al PSOE como bastión de la “casta”, terminó entrando como socio menor en un Gobierno presidido por Pedro Sánchez y ejerciendo con entusiasmo como vicepresidente de esa misma “casta” que había jurado combatir​.

Hoy, desde la relativa comodidad de su actual trinchera mediática, Iglesias intenta presentarse nuevamente como el azote del sistema que en su momento contribuyó a auparlo. La hemeroteca, no obstante, resulta implacable. Aún resuenan en nuestros oídos, sin ir más lejos, algunas de sus declaraciones durante la pandemia del covid-19, cuando no tuvo reparos en celebrar que la Unión Europea —según él- había “cambiado” y abandonado........

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