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La evolución conjunta del imperialismo y la guerra

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13.03.2025

1.- La dinámica actual de las luchas de clase en todo el planeta está dominada por el paso del capitalismo a su fase globoimperialista, proceso que Lenin describió para su primera etapa en 1916. Es decir, nada de «tecnofeudalismo» ni otras simplezas de ese tipo, que crean más confusión que claridad. El capitalismo, probablemente en su última fase de desarrollo o comienzo de su muy difícilmente reversible fase degenerativa, sigue siendo el modo de producción hegemónico a escala mundial, aunque sus actividades rentistas adquieran cada vez más peso en él.

2.- El imperialismo es el resultado coherente e inevitable de las leyes de acumulación del capital, tal como las definió Karl Marx hace más de 150 años. Es decir, se trata a la postre del desarrollo lógico de la ley del valor.

Lenin, en su artículo «El Imperialismo y la escisión del Socialismo», escrito en octubre de 1916, sostenía que el imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo. Su carácter específico tiene tres peculiaridades: es 1) monopolista; 2) parasitario o en descomposición; 3) agonizante.

La sustitución de la “libre competencia” por el monopolio es el rasgo económico fundamental del imperialismo. Con él, la situación monopolista de los grandes Bancos (“de tres a cinco Bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los EE.UU., de Francia y de Alemania”, decía Lenin ya entonces). También la apropiación de las fuentes de materias primas por los trusts y la oligarquía financiera (proveniente de la fusión del capital industrial monopolista con el capital bancario monopolista).

“Se ha iniciado el reparto (económico) del mundo entre los cárteles internacionales. ¡Son ya más de cien los cárteles internacionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten ‘amigablemente’, hasta que la guerra lo redistribuya! La exportación del capital, como fenómeno particularmente característico a diferencia de la exportación de mercancías bajo el capitalismo no monopolista, guarda estrecha relación con el reparto económico y político-territorial del mundo”.

Sobre todo, cuando ese reparto territorial del mundo (colonias y protectorados) ha llegado a su fin.

3.- El imperialismo como pugna económica y política-territorial a escala mundial, siempre fue parte consustancial del capitalismo, desde sus orígenes, por la propia dinámica expansiva de la acumulación de capital; sin embargo, la fase que se ha señalado como estrictamente imperialista es la que ha desarrollado todo ello hasta un punto de completitud global, con las características anejas que describieron los clásicos.

Este paso del capitalismo a su fase estrictamente imperialista desencadenó un ciclo de guerras mundiales cuyo primer capítulo estalló en los años 1914-1918. Pero éste fue preparado por otras guerras anteriores: «el imperialismo, como fase superior del capitalismo en Norteamérica y en Europa, y después en Asia, se formó plenamente en el período 1898-1914. Las guerras hispano-norteamericanas (1898), anglo-bóer (1899-1902) y ruso-japonesa (1904-1905), y la crisis económica de Europa en 1900, son los principales jalones históricos de esta nueva época de la historia mundial» (Lenin, 1916).

4.- Como resultado de esa Primera Guerra Mundial, se produjo en octubre de 1917 en el imperio ruso la primera Revolución Socialista victoriosa de la Historia, que inició la transición del Modo de Producción Capitalista al Modo de Producción Socialista. Enorme avance, pues, del Movimiento Comunista de la Humanidad en post de la procuración de un mundo libre de explotación y de opresión estructurales, basado en la propiedad colectiva de los medios de producción, en la asociación, colaboración y apoyo mutuo de los/as productores/as y en la gestión comunal y cooperativa de los asuntos públicos. Sin clases sociales, ni Estado, ni patriarcado. Un mundo que exige un enorme desarrollo social e individual en todos los aspectos, con seres humanos socializados en la solidaridad y el bien común, capaces de priorizar el corto-medio y largo plazo (lo colectivo) frente a la inmediatez de lo estrictamente individual (superando en cierto punto su componente genético de pulsión egoísta).

Tal grado de desarrollo (Comunismo) requiere de un largo periodo de transición. Transición que, como las sucedidas entre anteriores modos de producción, presenta forzosamente momentos o fases más rápidas y otras de retroceso o estancamiento, y también de combinación de modos de producción en su seno.

El Socialismo es el modo de producción que comienza y desarrolla el proceso y al que tradicionalmente se le ha situado entre el modo de producción capitalista y ese Comunismo que hace de meta o desiderátum, aunque bien pude ser algo más que mera “transición”. En él, en cualquier caso, se deberán ir creando y forjando las condiciones objetivas y subjetivas que hagan posible ese salto evolutivo de la Humanidad. Metafóricamente, el fin de su Prehistoria.

5.- La victoria de la Revolución Socialista Soviética de 1917 y la posterior construcción de la URSS y del Bloque Socialista son los fenómenos que dominaron la dinámica de la lucha de clases (cuando las luchas de clase se hacen masivas y conscientes) al nivel mundial desde 1917 a 1987. Tras la II Guerra Mundial, la transición al Socialismo se extendió a Europa Oriental y Central (Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Albania, Yugoslavia), Asia (China, Corea, Vietnam, Laos, Camboya) y América (Cuba). Y se combatió por ella en varios lugares de África.

6.- A partir de 1917, el objetivo principal de la oligarquía imperialista mundial fue la destrucción del Socialismo por todos los medios posibles. Llevamos más de 100 años inmersos en esta guerra absoluta que reviste todas las formas imaginables. Entender esto y saber combatirlo es imprescindible para cualquier estrategia que persiga la superación del capitalismo.

7.- Hay que precisar que esta oligarquía imperialista mundial, compleja, plural y llena de contradicciones internas, que tiene intereses nacionales........

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